miércoles, 30 de enero de 2013

Hasta aquí hemos llegado

He llegado a un punto en el que creo haber tocado fondo. ¿Qué mas puede ir mal? Me dan hostiones en el instituto, en la amistad, en el amor... Por todos lados, a todas horas y muchos aparentemente sin venir a cuento. Seguramente haya miles de personas que lo estén pasando peor que yo, pero no puedo basar mi felicidad siempre en que habrá alguien sufriendo más penurias.
Sin embargo, al creer que he tocado fondo insinúo que ya nada puede empeorar. Puede mantenerse en su línea, o mejorar. Esa es la única esperanza que me queda, que mi situación no se agrave más si cabe. En realidad, la gravedad de lo que me pase de ahora en adelante depende de mí. Yo soy el que decide si algo es grave o no para mi persona, si debe afectarme o si por el contrario puedo y debo seguir como si nada hubiera pasado. Y eso es lo que intento en todos los ámbitos.
Hace ya meses, tomé la -ya famosa- decisión de pasar de todo y de todos. ¿Qué mas da si alguien me insulta, o si suspendo una asignatura, o si me dan calabazas de nuevo? El que hace del grano una montaña de arena soy yo, por lo tanto, si paso del problema, no hay problema. Es mucho peor ponerse nervioso y preocuparse demasiado por algo, no se saca nada aparte de un buen dolor de cabeza. No es la mejor técnica, ni la mas acertada, pero como es la que mejor me funciona es la que he tomado como modelo a seguir.
La vida está para vivirla al momento, para dejar el pasado en su sitio, centrarse en el presente e ignorar lo que el futuro nos depare. Quien esté acostumbrado a preocuparse por todo, y por todos, es masoca. En algún momento tenemos que preocuparnos por nosotros mismos, ser un poquito egoístas y egocéntricos, y preocuparnos de nuestro bien.

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