viernes, 8 de marzo de 2013

La vida siempre compensa... o lo intenta.

He hablado ya del Karma, de las justicias y las injusticias (o más bien, lo que creo que son y deberían ser), de que mi vida es una mierda seca a ratos, y una mierda pinchada en un palo el resto del tiempo.
Pues bien, hoy toca hablar de como la vida intenta que todo siga más o menos "equilibrado". A veces, el tiempo olvida las acciones pasadas, el comportamiento muy injusto con otras personas y todas las malas obras que hacemos en la vida, porque hay algo que desestructura todo de mala manera. Un acontecimiento ajeno a nosotros que aparece sin previo aviso, arrasando con todo lo que encuentra a su paso.
Ese follón que monta dicho acontecimiento hay que arreglarlo de algún modo, obviamente también ajeno a nuestra voluntad y deseo, pero que es siempre bienvenido. Tal vez esta "reparación" venga de donde menos lo esperamos y nos de una grata sorpresa. O por el contrario, puede llegar de alguna manera predecible, pero placentera igualmente.
Resumiendo cuentas: las gallinas que entran por las que salen. Llevo toda esta semana escuchando esta misma frase una y otra vez en mi mente, en el instituto por distintos profesores... y como no creo en las casualidades, pues esta no va a ser la excepción que confirme la regla. Lo que unos me están quitando, otros me lo están devolviendo por otro lado con una moneda muy similar. Y eso es de agradecer.

Por cierto... qué simples somos cuando escribimos en primera persona del plural para que parezca que esto afecta a más de uno, cuando en realidad nos referimos a nosotros mismos.

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