sábado, 29 de diciembre de 2012

Cómo ganarse un hueco en mi corazón

La gente que he conocido en los últimos tres días lo sabe. Saben ser ellos mismos, y con eso les basta y les sobra. Morachos no, por favor, que me enamoro.
Era una fecha indefinida, un deseo, un sueño. Un sueño por fin hecho realidad. Con mas legalidad o pillería, el caso es que he acabado en Mora, yendo con una persona de plena confianza, para ver a otra persona de plena confianza, y conocer a gente en la que sé que se puede confiar. 
Una mirada, una sonrisa, un grito, un ruido, una conversación... poca cosa les ha hecho falta para ganarme terreno, para conocerme como si lo hicieran de toda la vida. No saben nada de mí, pero se comportan como si lo supieran todo. Aunque ahora es cuando realmente me apetece saberlo todo de ellos, que lo sepan de mí, tanto lo bueno como lo malo; qué mas da.
Desde las 12:51 del miércoles 26 de diciembre de 2012, hasta las 18:04 del viernes 28 de diciembre de 2012. 53 horas y 13 minutos han sido más que suficientes para vivir los tres mejores días de todo el puto año. A la mierda la graduación, a la mierda Almería, a la mierda todo. Yo me quedo con esto. De hecho, cambiaría todo lo bueno que me ha ocurrido este año por un billete a Mora, sin fecha de vuelta, sin prisas, SIN LÍMITES.
No se si he provocado la misma satisfacción que han conseguido ellos hacerme sentir. El placer de haberles conocido, de haber tenido tanta confianza en tan poco tiempo. Porque todo el que da confianza, tiene su derecho a recibirla de buen grado, y yo no soy quien para negarla a nadie. Cada uno a su manera, con más ímpetu o desgana, pero todos lo han hecho. Y eso no lo hace todo el mundo, por lo que se merece como mínimo, un aplauso.
SAMUEL, Cristina, Vicky, Elena, Rodrigo, EVELYN, Jaime, FER, Carmen, DIEGO, Helena, JAVI, Enrique, Cris... Estos son los nombres de esa gente que ha acogido durante poco más de dos días a un muy reducido grupo de sujetos completamente desconocidos para ellos. Algunos un rato más, otros un poquito menos; pero todos ellos han aportado su granito de arena a esta montaña de placer que hay en mi interior, sustituyendo al serrín que normalmente ocupa los adentros de mi loca cabeza. Les debo un eterno agradecimiento, una disculpa por lo que les haya podido hacer que no sea del todo correcto, y un abrazo más.
A Ronaldo pongo por testigo, de que jamás volveré a pasar hambre.....

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