El cabrón

Todo deber tiene su responsabilidad, hasta el de ser un cabrón. Yo no me he propuesto ni impuesto ser una persona que hace malas pasadas al resto de gente o resulta molesto, simplemente soy así. Lo malo de serlo naturalmente es que no conozco dónde están los límites de un cabrón hasta que ya es demasiado tarde. Muchas veces, esa personalidad se vuelve contra mí mismo de tal manera que puedo ser jodido hasta límites insospechados. Ya sea por alguien con ganas de devolverla, o porque yo mismo me doy cuenta de que he errado, pero de forma tardía como ya he mencionado anteriormente.
Ser un cabrón consiste en hacer comúnmente una serie de actos que son de poco agrado para algunos, aunque probablemente con gracia para otros. Gastar "pequeñas" bromas que en teoría no deben de afectar a las amistades, hacer ciertas cosas que no son buenas, pero tampoco son realizadas con mala intención. Al principio me hizo gracia ser así, luego pasó a ser algo que me causaba indiferencia, pero hoy he comprendido que la gente al final se puede cansar de tanta tontería. Hasta el que las hace.
Por hacer la gracia me he metido en la vida de la gente, enterándome de cosas que no imaginaba ni debía saber. Aquí es donde está el límite, o más bien, donde lo he sobrepasado. No se acaba el blog, no se cambia el nombre... Simplemente, voy a cambiar yo mismo. Quiero madurar de una jodida vez, dejar de ser un crío que vive en el mundo de sus propios sueños imposibles, donde todo lo ficticio importa y todo lo real parece tan ficticio como para no tomarlo en serio. Jugar a la PS2 y la NDS por nostalgia, no por diversión. Quiero que acabe mi infancia ya, mi maldita infancia mental, para hacerme de una vez responsable y no actuar como si fuera a vivir toda la vida bajo el mismo techo, con dinero moderado pero que cae del cielo y sin más deberes que los que me mandan en el instituto y no hago.
Puede que suene precipitado, hasta inmaduro, pero... INFANCIA, LÁRGATE YA.