domingo, 14 de abril de 2013

Omegle: pros y contras (Parte 2)

(CONTINUANDO...)

Pero todo estaba siendo demasiado bonito, vamos a buscar los inconvenientes, porque es obvio que los tiene. Para empezar, la mayoría de usuarios son hombres jóvenes en busca de la tópica (que no típica, lo he podido comprobar) chica que haga obscenidades con desconocidos por Internet. Saludan, preguntan por el nombre o el sexo, y si no conviene, le dan a desconectar sin pudor ninguno. Aunque esto también ocurre en el bando contrario: las chicas solo buscan chicos, ya que para hablar con más chicas ya tienen la vida real.
En caso de convenir el sexo, preguntan la edad de inmediato, no vaya a ser que hablen con un viejo o un maldito crío, y se sientan extraños. Prefieren hacerlo con alguien de su misma edad, o con una diferencia de 4 años como mucho.
La página tenía un objetivo bastante bueno de primeras, pero la gente se lo ha cargado con sus malditos estereotipos. y exigencias. Un día estuve hablando con una chica que entraba por primera vez, y lo hacía simplemente para hablar (como todas) pensando que allí no había un elenco de inútiles buscando una manuela rápida y fácil con una desconocida. Pero cuando le dije que eso era similar al chat Terra o incluso peor, me dijo que esa sería la primera y última vez que entraba por esos lares. Puede que yo fuera la única persona con la que mantuvo una conversación normal en esa loca página web, porque el resto de personas, o le pidieron desde decir obscenidades hasta poner la webcam, o le preguntaron por el nombre y dieron a desconectar. En fin, una maldita vergüenza.
Además del inconformismo de la gente por la persona con la que conversar, hay otro tipo de personajes que es mucho más repudiable en estos sitios. Me refiero a los malditos pedófilos. Se hacen pasar muchas veces por jóvenes del sexo contrario, dicen que les interesa el sexo, y si les sale bien, se llevan más material para su colección. Desde recibir simples fotos, hasta grabar las imágenes recibidas de la webcam de la víctima. Nadie se libra de la escoria en ningún sitio.

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