domingo, 21 de abril de 2013

¿Celebraciones religiosas o económicas?

¡Buenos y felices días de domingo!
Ahora mismo estamos en época de que los niños tomen la comunión tras 2 o 3 incesantes años de catequesis. De hecho, hoy me toca ir a la de mi primo, y yo, tan creyente que me considero, no deseo que caiga más agua que en lo que llevamos de 2013, no...
Pero bueno, a lo que voy. Bautizos, comuniones, confirmaciones, bodas religiosas... no se por qué, pero al pensar en todos estos eventos me viene una misma cosa a la cabeza: dinero. Para empezar, dinero que se gasta en el acto para celebrar dicho evento superchachi. Para seguir, dinero que se gasta en una buena comilona, que si no se hace, parece que no se ha ido de celebración de nada. Y para terminar, dinero mediante sobres o regalos que se da al "agraciado" (o en plural en caso de ser una boda, o incluso un regalo colectivo) que ha sido el protagonista del evento.
Y me pregunto: ¿Acaso pone en alguna parte de la Biblia que para tomarse un maldito circulo de oblea y un sorbo de vino hay que armar el paripé que se arma? ¿Y que hay que dar la enhorabuena al "afortunado" no solo de forma verbal, si no también con presentes? ¿O somos nosotros los que hemos convertido ese tipo de eventos en una especie de círculo vicioso en el cual, el que menos se gasta en ropa es mal mirado por el resto?
Con dinero o sin él, vivimos en una sociedad codiciosa, egocéntrica y envidiosa. Nos gusta sentirnos el centro de las miradas, que la gente mire con una sonrisa de aprobación o con mala cara por envidia. "Esa ha repetido modelito", o "Mira que zapatos más cutres lleva aquel" son muchos de los comentarios que se pueden escuchar por lo bajo si se pone el oído en una conversación. ¿Cuándo descubriremos que somos unos idiotas consumistas y superficiales?
Para mí en particular, estos eventos que podrían ser tan sencillos y austeros, son una vergüenza. El acto que se realiza está bien en sí, pero no lo está el contexto que lo rodea. Se tiene que gastar dinero en ropa, joyas, peluquería, calzado, complementos... COMPLEMENTOS. Pero vamos a ver: ¿A quién cojones se le ocurrió la idea de comprar un vestido conjuntado con unos zapatos y un bolso que cuesta un riñón, para usarlo tan sólo un maldito día? Ahora mismo, tengo en MI armario dos vestidos de boda de mi hermana, que los usó una vez y desde entonces, ahí están cogiendo polvo. Y no hablo ya de los pares de zapatos que hay desperdiciados por cada rincón de mi casa. VERGONZOSO.
Uno de los factores que influye en mi NEGATIVA FE en la religión en general es este. El motivo económico que persigue todo el mundo, el cual se ha convertido en indispensable por lo que parece. No espero ver más de esta sociedad.

4 comentarios:

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